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13 se puede urgar sin romper...'... tiehe abusos' que se deben corregir...... . . . . ' ¿No son estas las ideas que se 1mpnmen e.n multitud · de papeles que se hace11 circular hMta,las provincias ma~ lejanas? ¿No es esto lo que se oye en muchos de los es– pañoles? ¡Españoles! ¿ 9-~i~n os ha $educido·? ~i rad que estais al borde del prec1p1c10 en que se estrello la Fran– cia. No creedme á mí : did ·á un historiador que escri– bió sus }-' rimeros movimientos y que al mismo tiempo asignó sm caus.as y sus principales agentes. "¿Quién pudiera imaginar (dice este testigo ·ocu– lar) que en una nacion de las mas ilüstradas se . pudie– se ver un trastorno tan horrible? ¿Que se hallasen en ella tamos individuos que á la voz de algunos incr.fdu– Jos se precipitasen á_tantq furor y á tal extremo de ini– quidad L ..." "No era dificil conocer que la causa de todo es– to era el fonesro influxo de los modernos sofistas. Muchos años antes con la licencia de los escritos se había multi– plicado el número de sus sectarios : sobre todo entre la gente de cierta dase que con mas fortuna y otra · educa– cion querían vivir .al gu~to de sus pasio~m:s, y aspiraban, á distinguirse por opiniones atrevidas." . "En la viveza de mi dolor yo acusaba al Gobierno de haber dexado propagar esta . se_ct·a impfa y destructora: me quejaba del clero , que ó no. conoció el peligro , ó no supo á tiempo -tom¡1r medidas eficaces para precaverle: 1i:ie consternaba al ver que la muchedumbre por ignoran– cia , Y p~r _no tener una idea viva y segura de la verdad de su relig1on , la dexaba envil.ecer." . Asi se explica un hombre , mas amante primero de la filosofia que de la religion : ,un sábio antes incrédu– ~o ~ impío ; liberal, y despues religioso y digno de imi-, ~cton. Hagamos nosotros comp<cl'a<:ion entre París y Cá– diz' Francia y E spaña en las c1rcunstancias qúe la de.;- , cnbe este sábio , y que .norntros vemos en nuestra na-

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