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194 mos vendidos se difunde por las filas , el temor se apo– dera del soldado: qualquiera órden del general se inter– preta mal, se reputa por la señal de la entrega: el sol– dádo s¡; separa de la fila, tira el, fusil, se dispersa, la ac~ cion se' pierde: he aquí el origen de todos los males que lloramos. De la division de ánimós resulta inmediatamen– te la desunion de las fuerzas físicas ; todos no obran á un fin·. Los de una' provin.:ia se separan de los de otra: cada una quiere tener sus xefes, porque les parece, que lbs·.que ·el. gobierno les pone, ó son traidores, ó no son p :i.ra el caso: so;tienen sus preten,iones á toda fuerza, no obedec~n á la suprema auroridad: cada una ;e man· t-iene aislada, no obra ·baxo un plan general; ved por– que los franceses estan todavia en la E >p:iña. El gobier– no actua•l corregirá sin duda tantos males. No-son esta,; fríyolas congeturas, ni meros supuestos falsos. Señores escritores,. sabios periodistas, amados com– patricios, ¿estamos todos los españales unidos·?¿ Se halla Ja nacion como en el primer año de nuestra ludia?.. (No hablo de nueHras fuerzas físicas , ni de nuestras pérdi– das: al cabo de quatro años. de pelear, debemos eHar mas aniquilados; trato únicamente de aquella fuerza y u nion moral que da toda la energía y valor ft los ex¿r. 'Citos, con la que mil hombres son superiores á diez mil, 1.rnion que al principio nos ciñó de laureles, y nos col– mó de triunfos) me direis sin duda que no: ¿y qua! es el origen de este mal? Permítaseme bLiscarlo entre los ·papeles públicos. Las prbYincias no piensan como los ·que aqui se han llamado órganos de la opi11im1 ·pública. Nuemos· periodis– tas han dicho- de sí misrnós qlie á el;los \oca 1 Ilustrar la ·nacion, y con °este fin' esparcen sus escri1os-. ( r +,Los es- ( r) Varias 'Ueces han sentado este principio nuestros periodistas.

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