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I 81> do en térri1inos ,_qu'e si ya no a ndabam~s en quatró_ pi'es, era por m1a especial providencia." .,¡ A>í hablan estos españoles de su patria!.•. De todos estos _males culpan á la Inquisicion, cléri– rigos y frailes) El vulgo, que no atiende en eslas decla– maciones mas que á la máterial lectura de las palabras, cree tales fal sedades, increpa á los acusantes de nue.>rra pretendida ignorancia , declama como los autores de l.os folletos que lee , y unos y otros cootrib_uyen al dtsbo- 110r del -clero , al de.spre1.-io de los regulares, y á que sean•c b.jeto único del chnrlatmiiJmb. e - Esta misma conducta se seguía en la Fraacia por Jos jil6sofos desde que premeditaron la revolucion. Los frai– les eran su mayor obice : existiendo ellos con su aseen.– diente sobre , los ;í¡.iirnos , el imperio de la filornjit1 _n6 podia zanjarse : era indispensable extinguirl-0s , ó degra– darlos. La· asambk-a del clero con9ció el prnyectrí crimi'– nal de los filósofos', representó al rey á favor de los r~gulares en el año de ocherata: ( I) Luis XVI prome- ' tió proteger siempre los cuerpOJ ·regulares ; porque cona– cir1 su utitidad.. .(J2) Contuvo· algun tanto á los filóso– fos la proteccion i"ea! ; pero los sarcasm-05 , Jas sátir,a~, los chistes , los ,cuemos ~n que se ;denigraba á uno· y otro clero , se aum~ntabaa y no podían i"m pedirse: · -C3') Dos célebres ab0gados del parlamento toma.ron á su car– go la def,nsa en el año -de O\:henta (4) y -quatro, nada adelantaron'. .f,¡.¡J.stieron hasta la revolu'cio11:;•perd envi– lecidos, desestÜ'.J1iados ,:h-echQsda. <befa dt:J lcs',char:.latmies. En nuestra España era mene;ter otra apología. El go,- ,_ '\ . ( 1) Dimtac. apolog. dél estad. 'relig~ pág. 33 r. ( 2) Proceso i1erbal del _año WJ' 1"j8o. (3) Núm. 2. pág 30. - (t) L11 que 11cábu de. citarse.

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