BCPAM00539-2-01000000000

~ fesó á su patria, y fa sangl'e que derl'amaro11- por de– fenderla. Los mártÍl'es cri,tianos que murie ron por su religion tocaron la raya del fan,atismo religio,o, y aca– baron sus vidas llenos de furor ... ¡ Quáutos errores! i Qué delirios! Españoles: el dulce amor de la patria por la que peleamos: las promesas alhagüeñas de la religion que de– fendemos, sus suspiros y sus clamores, que va á hacer cin– co años oimos con dolor, no hieren las fibras , ni se insinúan en los corazones de estos hombres que por _otra p:irte predican dulzura, filantropía, beneficencia y amor. Si existen entre no;otros en la sangrienta lid que sosten e• mos , estando á los principios que han adoptado y si– guen con teson, de nada Útll pueden servirnos, y sí de– bemos temer que cooperen con todas sus luces y armai á nuestra cautividad y exterminio. La historia de un siglo Jos presenta á la faz de todo el mundo comó reos de lesa Magestad ,y nacion. En Roma y Nápoles, en Francia y E>paña fueron de– latados á los gobiernos por autores de una rebelion ge– neral , que por necesidad debía anegar á toda la Eu– ropa en su misma sangre. Fleuri, Zeballo,S, Va!scquio, Be1·gier , el clero de Francia, otros muchos sabios ,de la Europa, zelosos de su patria y de su religion, des– corrieron el velo de la novedad, ilustraciori, Filosofía, re– forma con que aparecieron disfrazados al principío, y lo~ presentaron á toda la tierra como á unos Diágoras ó uno> Epieuros, unos Espinosas ó Maquiabelos, enemi– go; de Di"os, de los tronos, de la sociedad, de toda vir– tud, de toda religion. La experiencia mas dolorosa continuada ya por el es– pacio de veinte años ha comprobado á la Europa entera la verdad, y lo terrible de aquellos vaticinios, y ha he– cho ver á todas las autoridades civiles y religiosas la obli– gacion indispensable en que se hallan los pueblos y todos los hombres de reurúrse para eludir con la verdad de la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz