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JI+, la agresion de· los franceses t ¿ presum10 alguno siquie– ra, que habiamos de resii>tirnos ~. ¡pasó- por su imagina– cion nuestro general lev11ntamiento,. nuestros esfot:rzos, y nuestros. triunfos? Digamos la verdad : todos los ga– binetes erraron sus cálculos : nuestros políticos y sábios los erraron· tambien: de· este error han provenido la ma• yor· parte de nuestros desastres. El pueblo que no sabe calcular, este· úni'camente fué el que alzó la voz: · ha– ble el dos de mayo~ despues la insurreccion se hizo ge. neral.. Los. ministros del santuario activaron la eferve– cencia en<Jos. ánimos. Los dérigos y los fraites sos– tuvieron: con· energía nuestro odio. á la. Francia. Sean testigos. los- pueblos de .toda la. pt:ní:nsula ~ díganlo los franceses : los mismos en.emigos de los. ministros de la religio11 no. se han atrevido todavía. á. quitarles esta glo– ria : ¿ cóma han• de desmentii; la opinion general ! La religion fué la que pusieron· delante en: sus sermones sus ultrajes ,. sus profanaciones , sus sacrilegios : estas san las ideas. que se procuraron avivar , hasta por aque– ·1.Jas ge.ntes que apenas tenian interes por la rcligion. Toda 1.i.. España se 11egó á persuadir, que dominando l'a F rancia,· perdíamos. nuestra fü Desde el p~íncipio se llamó· á esta guerra , guerra de religion : los mismos sacerdotes tomaron las espadas,. y aun los obispos se lle– garon. á poner al frente de las tropas,, para animarlos á. ' pelear.. No· es mi ánimo hacer fa apofogfa d'e la: relígion y su·s mi'nístros ;. pero es indispensable insinuar algun tan– to· la gran· parte· que· les· cabe en Ja defensa de nues– tra patria en ,la g,uerra actual~ El mayor número de Ios señores obispos han dexado sus palacios~ han su– frí.do . privacíones de todo,, y han j;>adecido. los mayo– res trabajós, para- no comprometer- sus pueblos y sus fe– ligreses. El de Santander armó todo m obispadó y sa.:. lió con ellos para conducirlos á pelear. El de Oren• se dexó su silla,, no, obstante Slll anciaaidad, pasó las ma-