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104 energía para tomar ttn.a resolucion firme é invariable, que la saque del p.!ligro , sin tesoro público que sufrague fos necesa.rios é indispensables gastos, y ,'sin una fu~r­ za armada capaz de hacer respetar las leyes y autori– dades y manténer á raya -á sus coqtraiios : por nece– sidad debe sucumbir; ó al peso de sus males" ó á la invasion del enemigo que la quiera coaquistar. En es• ta situacion se aborrece al gobierno , se desea su cai– da, las fuerzas no se reunen, se dividen y separan ellas mismas; las leyes no sirven mas que de tropiezo, ca– da \!no las altera á su modo: el rico esconde sus te– soros para que no sirvan de pábulo al luxo de füS ti– ranos: el soldado reusa e'xponer su vida por el capri– cho de un déspota: la nacion pues se arruina' perece; ó se somete á la leí del que primero la invade. Los imperios mas poderosos del mundo, que pare– cian en su mayor auge durarian todo el tiempo de los siglos, han desaparecido de la tierra por uno de aque– llos males : unos en un corto periodo de año> , otros en el espacio de algunos siglos. El grande imperio de Alexandro en el momento de su fundacion experimentó f su caída por la division de sus dominios. Siracusa, to– do el reino de .Sicilia se rinde gustoso á Dion , que tra· ta libertar aquel país· de un tirano, con solos ochocien– tos hombres y dos buques de carga, teniendo el rei Dio– nisia quatrocientos navios de guerra, cien mil infantes, y diez mil caballos. Esparta pereció al fin de setecien-:. tos años, por haber perdido insensiblemente el amor á sus leyes y olvidado sus costumbres. Ron;ia dexó de ser la señora de las naciones al cabo de doce ·siglos, por los partidos interiores que la habian dividido, y por las vejaciones .vio!entas de sus prefectos en las provin– cias que mandaba¡¡ : se hizo odiosa á los pueblos Sil do~ minacion, y se fueron separando sucesivamente de su gobierno. La apatía substituyó .al valor del soldado, lit indolencia al an:i_or mas activo por su patria, y la .afe-

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