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. . ~7 ti-ca lo que aquel juzgó quimeras de su imaginacinn. Me– nes babi! en el uso de la fuerza, que en el de la a»– tucia ; mas diestro en el arre de intrigar ,. que en el de vencer ' i'fa logrado adquirir alguna vez por rar ar– m<is, lo que la seduccion no pudo del todo superar: y ha o.brenido con bastante frecuencia por estas, lo que aquellas e11. ninguna hipótesis podian alcanzar. • Con nuestro Augusto Monarca- se le frustraron los medios de terror con que pretendió intimidarlo y fot·'"' µrlo á la renuncia de su corona. Un valor que pare– cía sobrenatural, (atendida la educacion de nuestro ret y su timidez) se dexa ver en este jo'\"e~ príncipe La~ caricias, el engaño, las promesas fingidas entran á re– forzar ios asa·ltos de Buonaparte contra el invicto Fer– nando. "Pretendó ser geperoso (dice en púb!ic<i sesion) con Fernando y con su hermano. Concedo á Fernan– do la corona de · Njpole5, y á Cárlos la de Etruria con tal que renuncien. " ¿ Crería alguno tales promesas~ ¿Aceptaría la per,muta de una corona que acababa de qui– tar á su hermana L .. El príncipe mas debil desprecia· rí.a sus ofertas, y le daría en 1:ostro con su alevosía, con su traicion, con lo horroroso qe sus crímenes. Fer– n.ando y Cárlos le hablan en. este tono, y Je dicen con aquel valor que inspira la virtud sobre el delinqüente y foragido que nada · temen. Fernando resiste la usur.. pacion: y Cárlos, á quien su educacion mas franca le habi;t dado mas proporcion para re<pirar mejor el ayre e>pa– ñol, le habla con magestad: Nada he pretendido, nada qttiero.• • "vuelto á su hermano le dice: " Nada te ·tur·• be: no dudes que la España estará pronta á sacrificarse por defenderte á- tí, y defender su libertad.. ... salgá– mos de aqui quanto ames , aunque sea para una pri– JÍ011 perpetua ó para que nos conduzcan á un cadahal– so. Aquella Provrdenci,1 que dir(ge los destinos de to– dos , no podrá dexar de hacer caer á su tiempo :Su justa cólera spbre un emperador sin fé. .... Tanto - va- 13