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-soy el Obispo de Milws, una pequeña diócesis de Uruguay, que me presento a usted por encargo de un Hern:¡ano suyo de Roma, para pedirle un favor. -Encantado de complacerle, siempre que me sea factible... -El favor consiste en que me en– vie tres o cuatro ae sus Misioneras para trabajar en mi diócesis... La necesidad es g rande. En la diócesis sólo cuento con nueve Párrocos. Gran nún1ero de pueblos se ven abandonados de toda asistencia re– ligiosa por falta de clero y de cate– quistas. La gente es naturalmente buena y de excelentes sentimientos, pero carece de instrucción religiosa. No es de extrañar, después de se– tenta años que lleva nuestra Repú– blica de ateísmo oficial. Los cruci– fijos están aeste[rados de los luga– res públicos; en las escuelas esta– tales está prohibida la enseñanza del catecismo. Por eso, n:¡i buen Padre, yo le ruego, por lo que más quiera, que me envíe alguna de sus religiosas, para que me ayuden a salvar los fieles de mi diócesis. -¡ Con cuá nto gusto lo haría, Monseñor! ... Me impresiona lo que rne dice. Créame que s í dispusiera de personal· preparado, no cuatro, sino una docena de Misioneras le enviaría inmediatamente. Esto no obstante, le doy palabra de que tan pronto conw disponga de varias Hermanas Misioneras se las envia– ré, para que le ayuden en sus tareas apostólicas con los pobres. Y como lo prometí, lo cumplí . Al año de esta conversación se em– barcaban, rumbo a Uruguay, va– rias "Misioneras Franciscanas del Suburbio", dispuestas a sacrificar su salud y su vida por la salvación de las almas que les fueran confia– dás. Y a!H siguen en Minas, capi– tal de la diócesis, trabajando incan– sables, derramando las bondades de sus corazones juveniles sobre los pobres, los ancianos y enfermos, los "iños, los jóvenes... Dos jóve– nes uruguayas ya visten el hábito de novicias como Misioneras Fran– ciscanas del Suburbio, y alguna otra que se dispone a seguir el mis– mo cami.no. La semilla sembraaa por estas activas y abnegadas "Misioneras" está cosechando los frutos. ¡ Quie– ra el Señor que sean cada vez más abundantes 1 75
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