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X I PaOVIDENCIAL \' EFIC.\Z AYUDA LAS ~IIS I O:-\E R.\ S FR.-\NCISC.\1'\,\S DEL Sl 'Bl"RBIO "~l essis quidem multa". La mies es mucha . El campo de apostolado se había extendido considernbtemen– te. llabía que pensar en personal abnegado, entusiasta y sacrificado que, olvidado de sí, se consagraSt• por entero a los demás..\ dmirable y nunra bien ponderada era la labor de aquellas señoras y ser1oritas, ca– balleros y jóvenes que, sncrificando su tiempo, sus ocupaciones y di,·er– siones, secundaban la acción del Padre : quienes en la catequesis, quiénes en la visita a domicilio a los enfermos y necesitados, quiénes en la ayuda para la construcción de viviendas, quiénes en la atención a los niños abandonados, quiénes con el socorro personal, material. para el alivio de tos necesitados. ¡Cómo olvidar aquella Junta de Señoras de Caridad, que fueron las iniciadoras en mi apostolado del su– burbio! ¡Y cómo otddar tnmbién aquellas entusiastns señoritas que tan magnífica labor cntequístic.1 desempeñaron en los suburbios ! ¡Y como olvidar, por último, aquel grupo de caballeros siempre a mi d isposición parn todo lo que signi– ficaba trabajar en beneficio de las pobres gentes del suburbio! 62 ¡Con cuánto placer citaría nom– bres... ! Pero me expondría a im– perdonables olvidos y a herir la humildad de los mencionados. El Señor los conoce a todos y El dará a cada uno el premio de sus buenas obras. Labor de apostolado tan benemé– rita no podla, sin CIT\bargo, ser es– table y permanente. Las personas envejecen y mueren, sólo las insti– tuciones permanecen. Y aspiración n,ia era que la labor benéfico-social t'n pro de los s uburbios permane– ciera y permaneciera eternamente. ¿Qué hacer para ello? Fundar un Instituto Religioso de jóvenes en– tusiastas, decididas y abnegadas cuyo ideal consista en entregarse totalmente a Dios y a les pobres del suburbio. Y la idea se convirtió en rcal ida•l. \ "camos cónw. Tiempo hacía que seguía mi cli– rccción espiritual una joven piado– sa, sacrificada y deseosa de consa– grar su vida a Dios y al bien de las almas. J lacia tiempo venía también al suburbio a ayudarme y la encan– taba . Le expuse mis proyectos, le previne las dificulta<tes, le anuncié que tendr:a que renunciar a la ofi-

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