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la práctica de las obras de miseri– cordia, corporales y espirituales, en favor de los pobres de estos barrios. La porción de la m.ies reservada a los n1encionados operarios se con– cretó al poblado llamado Maris Stel– la, uno de los más extensos y nece– sitados bajo todos los aspectos. Para convencerse de esto basta cruzar sus calles, "si calles se pue– den llamar esos barrizales tan poco para transitar", y v isitar casuchas ruinosas, sin agua, sin ventilación, sin ninguna comodidad, etc. La labor de apostolado en este barrio tiene que abarcar, por consi– guiente, la parte religiosa y mate– rial, es decir, dar pan y catecismo, instrucción religiosa para el alma y alimento para el cuerpo. De .la parte material, distribución de limosnas, alimentos, visitas a enfermos y necesitados a domicilio, etcétera, se ocupan las Hermanas Misioneras Franciscanas del Subur– bio, interesándose además ante los Organismos oficiales por mejorar las condiciones de vida en que vi– ven algunas de estas familias. Asl como el catecismo y preparación de Primeras Comuniones, etc. De la parte espiritual se ocupa– ron los Padres del Convento de Je– sús de Medinaceli, hasta que el señor Arzobispo de Madrid ha te– nido a bien nombrar párrocos para cada uno de estos poblados. 61