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ledo hacia la de Andalucia. En lo eclesiástico pertenía todo él a San f.'ermín (parroquia) cuando, a rue– gos del Patronato de Maris Stela, hube de ocuparme de él. Actual– nwnre está dividido en ,·arias parr~ quías, conforme a los varios sect~ res del rnisrno : Poblado Dirigido, Poblado Agrícola, Poblado }.líni– mo, Poblado de la Meseta y i\faris Stela. El nivel religioso era francamen– te lamentable : se contaban con los dedos las personas mayores que cumplían sus deberes religiosos. Y no es que no tm·ieran fe, ni se mos– traran hostiles a la religión, ni me– nos rechazasen los últimos sacra– mentos. Se <'onsiderarían ofendidos si alguien les echase en cara que no eran cristianos, ni católicos. Lo son, s:, especulativamente, pero no en la prártica. Creen como s i no creyeran ; reconocen la obligación que tienen de vivir en conformidad con la religión que profesan, pero por apatía, indolencia, respeto hu– mano, temor al qué dirán, dejan de cumplir sus deberes religiosos. ¿Causas de este descenso en el nivel religioso? '¡\[ últiples, internas unas y externas otras. Las primeras proceden del individuo, que culpa– blemente se sustraen al cumplimien– to del deber. Las externas son varias : la pri– mera proviene del ambiente antirre– ligioso en que muchos viven, sobre todo en fábricas y talleres. Para rontrarrestarlo seria preciso tener una sólida fonnació n religiosa, que muy pocos poseen. Otra de las cau– sas hay que buscarla en la escasez 60 tle sacerdotes y de templos para atender a la formación religiosa ín– tegra de los fieles. S in suficiente número de sacer– tlotes celosos, sin templos bastantes, qué puede esperarse de esa pobre gente, tle suyo ya indolente. Qué extraño es que languidezca la fe y que se viYa con la sola etiqueta de católicos, pero con costumbres puganas. El nivel cultural es algo superior, pero no mucho, por eso hay que distinguir de poblados a poblados; hay algunos, el Dirigido, que no desdice de la tónica general de Es– paña . En otros, el nivel está bajo cero en las personas mayores. Por desgracia, la campaña nacional CONTRA EL .\NALF.\ BETIS– ~10 no ha logrado aún desterrar totalmente esa lacra. Merece alaban– za pt•blira en especial el poblado :llaris Stcla. por su interés educa– cional haría los niños. Las conuiciones económicas e hi– giénicas tampoco son idénticas en todos los poblados. Las vÍ\·iendas <·onstruidas por el Ministerio no dejan nada que desear : agua e~ rriente, alumbrado público y par– ticular, v<'ntilación buena, dos o tres habitaciones-dormitorios, coci– na, comrdor, cuarto de asco, etc. i\o así las otras ,.¡,·iendas de los antiguos poblados. La mies, como se ve, es 11\Ucha y pocos los operarios; entre estos pocos se contó ya aesde el princi– pio con algunos Padres del con– vento de Jesús de Medinaccli y con las :11 isioneras Franciscanas del Su– burbio, que consagraron su vida a

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