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Mención especial merecen en es– ta labor benéfico-social un grupo de señoras )' ~ñonitas de la ciudad que generosa y sacrificadamente se prestaban a practicar las obras de misericordia corporales y espiritua– les en favor de los necesitados del suburbio. Y l.a mención es tanto más obligada cuanto q ue algunas de Con que fruición sabo• rean estos niños el plato calíente, servido por entu• siastas aspirantes a mi· sioneras estas señoritas forman hoy parte del primer equipo de Hermanas Misio– neras Franciscanas del Suburbio. A lma de estas actividades fue la popular señorita Araceli García, cu– ya caridad se extendía a todos y a todas partes, sin perdonar para ello privaciones y sacrificios. ¡ Vaya pa– ra ella mi gratitud y admiración ! 43