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nativo siguieron otros, hasta re– unir la cantidad necesaria para cos– tear la primera expedición de pe– queños ,·eraneantes a los grupos escolares de San Rafael, El Espi– nar y Guadarrama. :.\las, ¿por qué no aspirar a dis– poner de una residencia propia de veraneo para los niños necesitados de rnedios econón¡icos s uficientes? pero, ¿cómo realizarlo sin disponer del suburbio? Este era el ideal. .. Una vez más vino en nuestra ayu– da la Divina Providencia. La Jefa– tura de i\'lontes de Guadarrama me ofrece once mil metros cuadra– dos de terreno para el edificio¡ ar– quitectos, constructores y apareja– dores ofrecen generosamente s u tra– bajo y servicios, y un cheque de doscie ntas mil pesetas que llega por los aires deciden el comienzo de las obras. Del resto se encarga t>l Mi– nisterio de la Gobernación. El lugar escogido no put>de -;er más delicioso. Situado en plena Sierra de Guadarrama, Tablada. ofrece una vista panorámka encan– tadora. La estación es fresca r sn– na. Los niños pueden correr; sa l– tar y trepar s in pelig ro alguno. ¡ l\Janos, pues, a la obra l Y la obra comenzó, prosiguió y term inó a Dios gracias y a las almas genero– sas que prestaron su ayuda. La estancia de los niflos de la rt>– sidencia veraniega es de \'eintirinco días, para los externos, v de dos meses, para los internos. El númr– ro de los pequeños inquilinos, que periódica111ente se turnan, es de 150. La formación espiritual, moral y Oculta y recatada, a la sombra de tupidos árboles, la residencia de ••eraoo de los niños del suburbio, emplazada en lo alto de Guadarrama, haee las deUclas de los pequeñuelos 41
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