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los que hay que atender 1-, en su hogar infantil. ~ladrid, siempre caritativo, y por eso recomendamos que en una de las alegres mañanas uomingueras, cuando después de la i\lisa se cuen– te con algunas horas libres, se Cié una vuelta por la Ciudad Lineal, y frente al campo de fútbol del "Plus Ultra", se encontrarán con la calle Diego Ayllón, y en el nú– mero 8 se podrá. ver la fuerza que tienen las limosnas, ya que los cin– cuenta niños que han entrado para reparar sus débiles fuerzas cuentan gratuitamente con comida sana, magnífico comedor, preciosa capi– llita donde cuidar de su espíritu y con aire y espacio suficiente para lanzar sus, ¡por fin 1, alegres gri– tos, lejos de cuevas y pobreza." A lo dicho sólo resta añadir que, cambiadas las circunstancias, se creyó conveniente trasladar el Ho– gar 1 nfanti.l ael Suburbio de la Ciudad Lineal al barrio de Las Ca– rolinas, destinándose aquél a otros fines sociales-benéficos. e) Guardería infantil. Vistas las necesidades de muchas n1adres de familia, precisadas a des– plazarse de sus casas para trabajar fuera de las mismas, teniendo que dejar a sus pequeñuelos abandona– dos o al cuidado de otro algo más mayorcito, se creyó conveniente so– licitar del :\linisterio de Goberna– ción alguna ayuda para construir una guarderfa infantil en el barrio de Las Carolinas, y la ayuda, afor– tunadamente, se consiguió, y con 40 ella y las generosas aportaciones de personas particulares se instaló un acogedor edificio con todas las de– pendencias convenientes para el funcionamiento de esta institución. Un grupo de pequeñuelos, de dos a seis años, eran acogidos cariño– samente y atenaidos con amor de madres por aquellas llamadas se– gundas madres, las ~lisionems Franciscanas del Suburbio. Las madres entregaban a las Hermanas sus niños a las nueve de la mañana y volvían a recogerlos a las seis de la tarde, recibiendo des."'lyuno, co– mida y merienda gratuitamente. f) Veraneo de los niilos del s u· burbio. No satisfechos con la labor reali– zada en favor de los niños necesi– tados del suburbio, se pensó en sacarlos fuera de s us insanas vi– viendas durante los meses de ve– rano, con el fin de reponerse en la sierra. ¿Cómo permanecer insensible an– te el doloroso espectáculo de niños macilentos y enfermizos a causa de una alirnentación defectuosa y del ambiente malsano de las casuchas y cuevas en que n1alvi,·en ?... ¿Y cómo recoger recursos económicos para sacarlos de sus bogares insa– nos y lle,·arlos a respirar el aire confortable de la sierra durante los meses de verano?... La solución no era fácil ; pero la providencia vino en nuestra ayuda. U na persona pia– dosa, enterada de n1is proyectos, rne hizo entrega de un donativo de trescientas mil pesetas. A este do-

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