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Entablamos conversación : -Oigo -me dice- sus charlas por Radio España con interés. La de ayer me impresionó mucho, so– bre todo al pensar en aquellos po– bres niños de los que usted habla– ba, durmiendo en la calle en estas noches de invie rno... ¡Pobres cria– turitas !... 1 Cuánto darla yo por remediar tantas necesidades! ... Por de pronto, y sin que éste sea el úl– tin1o rasgo de caridad en favor de esas pobres gentes que usted soco– rre, pongo a su disposición un cha– let que tengo en la Ciudad Lineal, Diego Ayllón, 8, para que lo desti– ne a los fines humanitarios que c rea conveniente. -¿ Qué n1e dice, señora?... - Lo que usted oye... Desde este momento puede hacerse cargo de ese edificio, que en nombre propio y en el de mi difunto marido queda destinado para la obra de carioad que a usted mejor le parezca. Fue aceptado, ni que decir tiene, con mi l acciones de gracias a esta señora. La inauguración del Hogar-in– ternado infantil fue presidida por el excelentisimo y reverendisimo se– ñor Arzobispo de Sión y por g-ran m:1mero de bienhechores y entusias– tas colaboradores de la obra bené– fica del Padre. Y claro que, como es natural, es– tuvieron presentes las Hermanas Misioneras Franciscanas del Subur– bio para hacerse cargo de la direc– ción de aquella pequeña grey, sien– do para ellos verdaderas madres. De la inauguración de esta insti– tución benéfica se hizo eco la pren- 38 sa del día, de cuya relación entresa– co lo siguiente: "El Arzobispo de Sión y Vicario General Castrense, doctor Alonso i\luñoyerro, bendi– jo ayer el Hogar Infantil del Su– burbio. Dicho así resulta una noticia más de la cotidiana viCia madrileña; pero nosotros querenws hacer una excepción, porque... Resulta difícil poner en marcha un centro de este tipo y, s in em– bargo, el P. Capuchino de jesús de Medinaceli, Laureano de las i\lu– ñecas, pensó hace cuatro años en el lamentable estado flsico en que en– contraba a los pequeños, que anual- 11\ente lleva a las colonias veranie– gas (el año pasado llegaron a 600 los beneficiados), que él agrupa de todo el suburbio madrileño; y co– menzó a acariciar la idea de cons– truir un edificio donde acoger a los niños que, sin estar enfermos, se encuentran a un paso de contraer enfermedades incurables, a causa del malsano ambiente en que viven v la deficiente alimentación que re– ciben . Hace escasamente un año, la se– llOra viuda de 1\ morós cedió dos hotelitos que tenía en la Ciudad Li– neal al P. Laureano, y éste inició los trabajos de reedificación y acon– dicionamiento de ambos edificios, convirtiéndolos en uno alegre y am– plio donae poder atender con todo género de garantías a los niños de los suburbios. El proyectó las nue– vas alas de la construcción, hizo de aparejador y maestro de obras, has– ta que ayer se vio premiado todo su esfuerzo con la inauguración

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