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- 66 - afl.os contínuos á un hombre, ¿cómo podré yo rehusar orgulloso la obe– diencia á mis superiores, en vista de la humildad de un Dios? AOTO DE OBEDIE.!fOIA Dios mío, reconozco que eres el Dueño supremo á quien todos de– ben el más profundo respeto y obe– diencia. Como tu divino Ilijo á su entrada en el mundo te .digo: •Se– :fior, aqní estoy para hacer tu santa voluntad y observar tus manda– mientos•. Dios sabio, reconozco también que has dado una parte de tu auto– ridad á los padres y á los superio– res, quienes tienen derecho de man– darme en nombre tuyo. Estoy dis– puesto á obedecerles por amor á. Tí, alojando de mi mente ol pensa– miento de resistir á sus órdenes. Aun cuando tuvieran todos los de– fectos, son siempre dignos de res– peto y obediencia por representarte á Tí. Santo Niiio J esús, que bas

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