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- 3;~ - manos del Sacerdote ISimeón. pre– sentan á Jesús al Eterno !'adre, re– conociendo que aquel th·rno Infante á t¡nicn aman con tocia su alma, peitcneco ante todo á su Padre ce– lcstia l. Et Nil10Jcs(1s, por su parte, ofrece su vidaen sacrificio, paL"are– parar las ofensas hcC'has á la honra de Dios, y para alcanzar nuestra salrndón. El padre <'clcsthil admite el llolocansto del Hijo y dC' lH :\la– dre, si hit•n poi· a hrún til•mpo per– mite que Esta posea sn '!'(•soro que acaba de redimir con las do8 tórto– las pr~critas por la ley de Moisés. Dc.:bo yo también ofr<•ccrme aJ Senor con todo cuánto poseo, pues todas las cosas á El sólo pertene– cen. Es también dcbc>rmlo adorarle como á mi Criador, con tocla la. fre– cuencia posible, y, de un modo es– pecial a l levantarme y acostn,rme, omplcanclo los días festivos en el cumplimiento ele los prcc<•ptos de la I~lcsia, oyendo con de\'oción la santa ~lisa. y dedicándome> á pia– dosos cjcreirios qne nw n•cncrdon