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-8- mildes y pacientes; esos que sin ser pobres en lo material, lo son sin embargo en su corazón, porque se humillan ante Dios como si nlda tuviesen, porque ordenan á El esas riquezas que poseen y á su voluntad las su. jetan, porque todo lo esperan de su bondad infinita. Sí; los soberbios no son bienaventurados, de estos no es el reino de los cielos. Amaron la tierra v en la tierra tienen el premio de su amor. Un premio pasajero que como la tierra se deshace, y se lo lleva el viento de la tribulación, y desaparece con la tierra que nuestra alma vivifica. Bienaventurados los po/Jres de espíritu. 11 Y yo ¿qué bago para ser pobre de espí– ritu? Me desvivo por las riquezas: por poseer– las trabajo noche y día, sm dedicar un rato, ó muy cono, para atesorar las riquezas del alma. Dcs.onfío tal 'lez de la bondad de mi Dios, de su Providencia amorosa. Las aves confian más que yo en Dios nuestro Señor. Y así Dios cuida de ellas: no atesoran, y jamás les falta el alimento; no recogen, y todo les sobra. Y una vez poseídas esas riquezas no las ordeno á mi Dios. Las empleo en procurar-

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