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- 49 - Y este alimento sólo es Dios: sólo Dios puede saciar nuestra alma. Esta ha sido creada para El, para que le ame y goce eter· namente, y sólo el fin de una cosa puede hacer feliz á la misma cosa. Aprisionad un pajarito, tenedlo en jaula muy hermosa y aquel pájaro dará señales de tristeza, tal vez morira: es que no ha sido creado para vivir así, sino libre en el campo. II ¿Y dónde encontraré á mi Dios, para ali· mentarme de El? Ya lo dijo Jesús: Yo soy el pan vivo que descendí del cielo... Y el pan que yo daré, es mi carne... Sí; en la Santa Eucaristía se encuentra real y verdaderamente mi Jesús, mi Dios, mi S.:ñor. Me lo dice la fe; lo siente mico - razón cuando comulgo. Aquella suavidad de que mi alma se inunda, aquellos propósitos que de mi cora· zón brotan, aquella fortaleza que para el bien recibo, aquel amor que al contacto de la Hostia Santa consume mi pecho, bien claramente me lo dicen. ¡Es mi pan! es mi alimento! ¡Y cuán de tarde en tarde voy á recibirle! ¡y con qué poco amor lo recibo!

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