BCPAM00501-5-38(5)000000

- 3!1 - MEDI'l'AClÚX ¡Es muy grande el corazón del hombre para que el mundo le sacie! El corazón del hombre en este mundo no dice nunca cbas· ta •. Bien puede decirse que sus aspiraciones son infinitas: sólo lo infinito puede saciarle. Hasta el mismo placer le causa hastío. Corre tras la felicidad sin tomar punto de reposo; pero nunca la alcanza. Es la feli– cidad como la rosa, que presto se marchita. Nunca se disfruta por completo. Y el corazón siempre anhelando la dicha, siempre sediento de felicidad. ¿A dónde irá? Si altzmo tiene sed, venga á Mí, y beba, di¡o Jesus. ¿Será verdad? ¡Ah! sí, Jesús no miente, no puede meo. tir: Jesús rs Dios, y Dios es infinito. Quien causa la alegría, la fdicidad de los ángeles y santos en el cielo, ¿no podrá hacer feliz al hombre? Quien creJ el corazón del hombre

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz