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- 26- que no caigan en el pecado y se santifiquen cada vez más. Al enfermo visitarlo y darle consuelo. Al hambriento, darle comida por Dios Al se– diento, darle bebida. Al desnudo, vestirlo. Al peregrino, darle posada. Al cautivo, re– dimirle. A los muertos, enterrarlos y rogar por ellos. Estos son los medios de e¡crcer miseri. cordia con nuestros hermanos. Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia. 11 Y ¿soy yo misericordioso con mis her– manos? ¡Pobre de mí! ¡Cuáotds veces he dejado de usar misericordia con ellos! He sido siem . pre muy indulgente conmigo, con exceso muchas veces; pero con mis hermanos lo he sido muy pocas. Hasta he llegado á creer quizás, llevado de una soberbia cínica, malvada, que perdía mi digniJad, que me rebajaba usando mise– ricordia C0'.1 quienes me la pedían, con quie– nes tuve oca~ióo de usarla. ¡Pobre de mí! ¿cómo pretenderé alcanzar mi~ericordia de mi Jesiís, si no la uso yo con mis hermanos? Lo ha dicho El: sólo los misericordiosos alcanzarán misericordia. ¡Pobre de mí!
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