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- 23 - perdido el gusto todavía. Pero no he traba– ¡ado para hacer eso, no lo he hecho. ¡Cuán· tas veces no he ofendido á Jesús! No he procurado hacerme sanco, hacer– me justo. Tal vez me he contenrado con ser bueno como lo es cualquiera, como Jo es el que pasa por la calle, que no roba ni mara, pero que no entrega su corazón por com– pleto á Jesús. ¡Pobre de mí! 111 Jesús mío: verdad es que ha sido siempre muy tibia mi alma, que me he contentado más de 11na vez, más de dos, con ser bueno á medias. Cuando amane me ha costado al– gún sacrificio, he pensado más de una vez qué había de seguir. á donde había de incli– narme, qué había de practicar, si permane– cer ¡unto á Ti, á tu lado, ó precipitarme en el vicio. Y c11ando así he regat ado contigo, casi siempre me he apartado de Tí. he man– chado mi :ilma con !J. in¡usticia. Pero ya, Jesús mío, no volveré á hacerlo más. Tu amigo seré, tu hijo, tu esclavo, cueste lo que costJre. Y si. p~ra amarte de este modo, necesito hacer sacrificios, yo los haré, Jestís mío muy gustoso, y c!esde ahora te los o frezco,

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