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VISITA A JESUS NAZARENO Voz de Jesús. No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mu– cho: basta que me ames con fervor y que la fé mueva todas tus acciones Há– blame con el corazón, como hablarías al más íntimo de tus amigos, como ha– blarías a tu madre, a tu hermano. Co– mo no deseché a ningún pe,ador ni pe1- sona necesita 'a durante mi carrera mor– tal, con más razón acogeré ahora las súplicas y ruegos de todas las almas necesitadas"' Voz di!l 'iílma. Jesús amoroso, dulce Maestro y soberano Señor! Alentado con tan suave invitación, me postro ante vuestra sagrada imagen con la más ab– soluta confianza, como se presenta el enfermo delante del médico, esperando de Vos ser remediado. Estoy enfermo, Jesús mío, de la soberbia, de la sensua- 34

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