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Cinco Padrenuestros a las llagas de Jesús Nazareno. Fruto práctico. El remedio más efi– caz contra el orgullo es el recuerdo de la humildad de Jesús crucificado. ORACION ¡Oh divino Jesús y celestial Maestro! ¿Quién está más necesitado que yn de aprender vuestros ejemplos? i\1uchas veces he to111ado la cruz de la mortica– ción, de la paciencia, y de la humildad; mas luego me canso y me fastidio por razones muy fútiles que el demonio, el mundo y la carne me sugieren. El amor excesivo de conservar la s~lud y el honor me llevan a la sensualidad y a , la vanidad. ¡Jesús mío, que nunca me separe de Vos y que mi cruz vaya i;iempre apoya– da en la vuestra. Amén. Oración final, pág 7 33
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