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110 libro y se le ven distintamente los 1111esos que se le pueden contar. ¡ Oh dolor insoportable, e incompren– i;ible paciencia 1 ¿Y quién. entre tantos que presencian este e">pectáculo, se com– padece de Jesús Nazareno? Para el hombre que cayó en manos de los ladro– nes y que malamente herido le abando– naron en medio del camino oe Jericó, hubo un samaritano que se compadeció y procuró aliviarle en su pena y vendarle las heridas. 1'1'\as para Je&u.:risto no hay quien se ofrezca a consolarle, no hay ninguno que traiga bálsamo ni vendas para curar las llagas del cuerpo adorable del Nazareno. ¡Oh buen Jesús, Santo de los Santos! Vuestra flagelación en la columna duró poco tiempo; mas S••n años y años los que mi malicia os viene atormentando cruelmente. La misericordia que os lle– va a sufrir las injustícias de los hom– bres. sea también la que os mueva a conclonarme y darme la gracia de emplear en penitencias y obras buenas el resto de mi vida. Amén. (1'1'\editese un poco y se pide la gra– cia que se desea conseguir.) 23

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