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( 9 ) el qtlc quisiere ''cnir en ros de si, debe negarse ó si 1:1is1110 , llerur su c1·1Jz, y seguirle constante, mente. ¡ Que ju$lo seria 1 p11trono y abogado mio– que yo l'jercicse e.ta co.1ducta ri 0 urosa co11migo Jll:~mo, cuundo conoico que son tanto mayores 111 is 111.ilJa..l'!i ¡Pero; ay i que he ~ido un necio, pues que atendiendo s<iio á mis gu~tos, mil y mil vtccS he descenrlido cou mis bruialcs apetitos '1 perversas incfinaciunes. Alcat11.udme, Santo mio, un santo odio de mi mismo, despreciando los halagos y blaodura 5 de lo.s sentidos c¡ue conducen á la eterna perdi– cion. Ila1'edme conocer qv.c el ma)or y mas pe– ligroso enemigo que tengo no es otro que yo misn:o, pora trata1 me como ó tnl, y paro que cruciCicando mi carne con sus vicios y concupis– cencias, ame y si na con pureza de ulma y cuerpo á nulstro buen Jesus, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina en los siglos de loi siglos. AmeIL