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PROLOGO Existe en la villa de Arellano una tradición anti- uísima, transmitida de generación en generación, la ual da como indudablemente cierto que la gloriosí– ima Virgen María se apareció en tiempos muy remo– os a sus piadosos habitantes, fundadores, probable– ente, del pueblo, quienes se apresuraron a levantarle na hermosa capilla en el mismo lugar de la aparición, orno recuerdo perpetuo del prodigioso acontecimiento. Rué haya de verídico en esa constante tradición popu– lar, no es fácil determinar, por haber desaparecido toda ~uerte de documentos fehacientes, en los cuales se ba– >a la historia y por los cuales nos guiamos al afirmar o aegar la veracidad de los hechos. Queda, sin embargo. en pie un precioso elemento de comprobación. que na– die podrá desvirtuar, aun cuando se proceda con todo el rigqr de la crítica moderna, el cual no es otro que la capilla o ermita en íntima relación con su particular advocación. [ ~poyados en ese valioso elemento de reconstitución histórica, podríamos extender nuestros razonamientos bn pro de la veracidad de lo que nuestro pueblo ha Ereído y mantenido siempre con plena seguridad, pero como no tratamos de entablar una disquisición pro– funda sobre el particular, habremos de contentarnos cv1i la sencilla exposición de cuanto se refiere a lo ~ que hemos visto y palpado, desde los primeros años de uestra existencia, por ser lo más asequible a la in– eligencia de todos. Hemos visto la ermita, como la ieron nuestros mayores, y hemos invocado a la Vir-. 4