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~que la Virgen Maria aparece siempre bajo primor05o ¡ dosel, seguramente que no podríamos. ¿Quién es ca paz de contar el número de funciones solemnisimas que diariamente se celebran en honor de nuestra In- i maculada Reina? Bástenos saber que ni de día ni de l noche cesan las suplicas y acciones de gracias en Ja 'i t redondez de la tierra, puesto que mientras unos des ~ 1cansan porque les alcanzó Ja noche, velan y corren los r:-. l otros aprovechando la luz del día. Y todo esto, ¿qué H!t sígnifica? ¿qué nos anuncia? ¿qué nos predica? Que la ~~gloriosísima Virgen María, sentada sobre su trono de ~~ gloria, sigue interesándose por nosotros cual lo hicie ~~ra al pie de Ja Cruz y durante toda su vida mortal ~ . ~- De no ser así, ha. ce síglos que nadie la conocería. Pro . ,curemos nosotros ser los primeros en pedir su auxi- •1 1 lio y ganar su protección. 41 ~~ PUNTO SECUNDO 1 ~; La Iglesia santa viene poniendo en boca de María ,I estas consoladoras palabras: Qui me invenerit, inve ·I niet vitam, y los panegiristas, cuando suben al púlpi .:Fito, no cesan de repetirlas; es su mayor elogio. Si el .¡• 1 que encuentra a la Virgen María, encuentra Ja vida · ~Y la salvación, ¿quién podrá poner en duda que la vida l jiY la salvación del hombre están en manos de esa ex- ,, celsa Señora? ¡Y es tan fácil encontrarla! ¿Qué traba- l ; jo nos cuesta una devoción que hallamos radicada en ¡' todo lugar? ¿Qué esfuerzos requiere de nosotros un : amor que descubrimos en nuestros progenitores ape- l t nas abrimos los ojos a Ja luz del sol? Pues entendamos ! que la devoción y el amor a la Madre de Dios son • ~ el camino st>guro para encontrarla y tenerla propicia. ! iJ Quien ama de v.aras a Ja Virgen María y le ruega de- 0 · votamente, puede vivir en la certidumbre de que et l; 40

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