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'¡ descansar al bajar del Cielo y hacerse Hijo suyo, Cre– yó firmemente, esperó pacíficamente, amó ardiente– mente y se ocupó solícitamente en la práctica de to– ! das las virtudes que forman la santidad. Y esta es la ¡ t; gloria especial de la Virgen María y como el funda- t mento de todos sus privilegios. Dios la escogió para ~Madre suya, pero la escogió porque vió desde toda la ~ ·líjeternidad su correspondencia fidelisima. ¿Qué no hu– biera sido Eva si hubiese sabido conservar la justicia .~original con que fue adornada? Pues lo que no hizo ~tEva llevólo a afecto la Virgen María; y así como Eva J., perdjó todo con su desobediencia y rebeldía, hacién– t;?dose indigna del paraíso terrenal, en el que abundaba ~ el árbol de la vida y de la inmortalidad, así, aunque )!)' en sentido opuesto, la Virgen Maria lo ganó todo con t' su obediencia y sumisjón, haciéndose digna de llevar I~ ·en sus entrañas al Hijo de Dios. Todo lo cual nos dice t ( Y enseña que, si el principio de la santidad proviene de /•~Dios, su complemento y perfección penden de nuestra !·l voluntad, sostenida y auxiliada por el mismo Dios. Qui 1 creavit te sine te, repetía San Agustín, non salvabit te sine te. Admiremos la santidad de nuestra Reina y Se– Rñora la Virgen María, pero entendamos que, para es– ~calar el Cielo es preciso que lo merezcamos, curnplien– . ¡;do lo que nuestro Criador nos ha mandado. 111 ¡ Oración para este día W ¡Oh Santísima Virgen María! os decimos q ue ~queremos ser semejantes a Vos en Ja fiel coopera· f ción a las gracias recibidas, y os lo decimos de to– ~I das veras y con todo el corazón, porque nuestro fj principal deseo es el de nuestra santificación y sal· ~ vación. Para ello, bien lo sabéis, necesitamos de 1; 24
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