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conducen a esa venturosa cumbre, pero somos tan in fortunados y procedemos con tal desequilibrio, que fa mayor parte de los cristianos se quedan a larguísim distancia, bien desdeñando el beneficio de la gracia bien pasando por alto el fruto de las buenas obras, bien echándose a dormir entre las florestas de est mundo engañador. En cambio, la Virgen María apare ce sentada en su mayor altura, desde el primer ins tante de su ser, mereciendo que el Arcángel la salude en nombre de Dios, y la declare ante el mundo enter llena de gracia. ¿Qué otro testimonio más elocuente :i fidedigno de la santidad de la Virgen de Nazaret po dríamos reclamar? Si estaba llena de la gracia, y l estaba, según la declaración del Embajador celestia era santa, era santísima. Siendo, pues, 1:1. santidad l más grato a los ojos de Dios, ¿cuánto no se complace ría en habitar y conversar con aquella singular cria tura que había escalado su más alta cima? PUNTO SEGUNDO Estaba la Virgen María destinada para Madre d Dios desde toda la eternidad, y en atención a tan so berana dignidad fue exenta del pecado original y en riquecida con todos los dones y gracias del Espírit Santo; pero era menester que correspondiese a tan ex traordinarios privilegios haciéndose digna de tan en cumbrado cargo. ¿Fue María digna Madre de Dios As! lo anuncian los santos en sus celebrados encomios y así también lo proclama la Iglesia Católica, Maestr infalible de la verdad, en sus magníficos elogios. Fu digna Madre de Dios, porque no se contentó con lo esplendores que la cercaron en su Concepción Inma culada, sino que atendió con sin igual interés a em bellecer aquella limpísima morada en que había de 2.

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