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1tro pueblo, ofreciendo a sus moradores vuestro am– fparo y protección contra los enemigos de su bien– lestar y salvación; miradnos a vuestros pies, suma– lmente agradecidos a tan singular beneficio y san– tamente complacidos con vuestra presencia sobe- rana. A honraros venimos en el lugar que escogis– .teis para defensa nuestra, y a dirigirnos nuestras ~evotas plegarias. ¡Oh Madre piadosís\ma! escuchad l;os gritos de nuestras almas y haced que nuestro ~ervor aumente de día en día, para que merezca– mos los auxilios prometidos y alcancemos otros ma– yores que nuestra indigencia reclama de vuestra bondad. Mucho es lo que os debemos ¡oh Virgen de Unzizu!, pero queremos deberos más y más. Dad– nos aliento en estos días de la novena y comunicad– é!ºs el fervor necesario para que os la ofrezcamos eignamente y consigamos todo lo que devotamente 1 . enimos a pedir. Amén. MEDITACION sobre la grandeza de la Virgen Maria Ftci1 mihi magna, qui potem e.i. 1 PUNTO PRIMERO La Virgen María es Madre de Dios. ¿Hemos consi– derado con detención esas palabras que venimos oyen– do y repitiendo desde que llegamos al uso de la razón? ¿Hemos ponderado debidamente su profundo signifi– cado? Pues debemos hacerlo, porque, de lo contrario, nunca llegaremos a comprender la verdadera grande- 12

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