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63 y hasta en pueblos bastante lejanos hizo eco; pero de tal manera que los caminos que á esta villa conducen, se contemplaban cubiertos de gentes que, henchidas de san– to entusiasmo, se dirigían á presenciar un acto que nun– ca vieran, y que habían concebido tao sorprendente co– mo fué en efecto. Ni el rigor de la estacion, ni las faenas del campo, ni las dis.ta.ncias, ni l~ escas~z. de medios fue– ron suficientes á entibiar el espíritu r.ehgwso, que, mal que le pese á la moderna incredulidad, vive por aquí con fuerza y lozanía: el pueblo se vió de tal suerte inundado, que sus habitantes formaban una mínima parte de lti con– currencia: esta, recogida en el magnífico templo, mirábase poseída del mas laudable gozo, mientras el padre de los fieles ungía las paredes y hacia arder el crisma sobre el ara del altar. Ni las diversiones que aquel día proporcionó el pueblo, ni la brillante banda de música que regaló sus oídos, ni los ejercicios ecuestres y .gimnásticos que vió, ni la bellísima iluminacion que le deslumbraba, ni los fuegos artificiales, ni la fiesta de teatro, ni nada, en fin, pudo retraer su mente de la funcion religiosa que al dia siguien– te, y como complemento debia celebrarse: este era el señalado para la dedicacion de la Iglesia y concesion de gracias é indulgencias para un dia del año (8 de Setiembre) iguales á las que se ganan visitando las Basílicas de Roma. Al efecto S. S. l. se dignó celebrar de pontifical , en cuyo acto magestuoso veíase el presbiterio ocupado por mas de cuarenta sacerdotes, y el pueblo todo disputándo– se la entrada y utilizando hasta el último rincon de la nueva Iglesia. Tarea superior á mis fuerzas sería pintar á ustedes el efecto que tan bella escena producía en todos; y la agitacion verdaderamente eléctrica de tantas almas al terminar el tierno y elegante discurso que pronunció el Señor D. Crisanto Escudero, párroco de San Clemente é hijo de esta villa: siguiéronse las ceremonias de la de– dicacion y. <lemas, y concluido el acto religioso, las gentes por las calles victoreaban al respetable Prelado, que no contento con las fatigas de estos, quiso administrar por la tarde el Santo Sacramento de la Coofirmacioo, lia– biéndose dignado al siguiente· dia conferir el Bautismo tambien á un niño de esta poblacion.

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