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27 . ¡Desciende, oh Espirit11 celestial, desciende so– bre mí en este momento 1 ¡Ven a iluminar mi espír~Lu tan ciego ! ¡ Veu á encender el fue~~ de In. can– dad en mi yerto corazon 1 1 Ven á rectificar ~ns de– seos l ¡Ven, oh Espíritu llivino, ven, por último , fi. purificar mis labios en estos solemnísimos insla~1tes! ... Ayudadme, cristianos, á demandar esta grac1a, po,r el conducto de la Santísima Virgen. AVE MARÍA. TEXTO IJT S1JPB.&. lLLMO. SEÑOR: Si yo consultase las reglas de la oratoriá mas que los impulsos de mi corazou , deperia en este mo– mento recordará mi auditorio las espantosas ·y h'tgtt– bres escenas que t{lnto aterraron á este vecindario en la fatal noche del 22 de Enero del año !840, y eó la no ·menos fatal y luctuosa maña'na del 25. Si me atre– viese á caminar, no ya sobre cenizas calientes, sino mas·bien sobre el carbon encendido, este era el lu– gar· de mi oracion á propósito para describit la funes– ta, historia de aque1los :tau tristes dias: esa historia, C!Jyas páginas estan escritas c-on sangre , al sombrío r.espJabdor de llamas voraces y ;deslruclora.s: la bis– t-01'.ia: de aquellas horas. terribles: horas de angustia y d.e horror: horas de afiiccion y desconsuelo : .horas de mortales ansias y universal sobresalto: horas de pro– lo~gada agonía y amargura inconcebible... Los ungi– dos del Señor., los Ministros dél Altisímo en los cala– bozos, preparándose múluamente para la eternidad, y preparando tambien a sus desventurados compaf1e– l'OS ele p1·ision y de info1·tunio; nuestro grandioso · Y. •

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