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~4 cerrar nuestros ojos, y hacernos insensibles :i Jos pO· derosos medios de que se vale la naturaleza para en– señar el imperioso deber de la gratitud á cada uno de los J1ombres, á cada cual de los pueblos, como á todas las naciones. Por eSlo, de lodos los ángulos de la tierra se levanta siempre un grito general de in– tligoacion contra los desnaturalizados que fallan a es– ta obligacion sagrada ... ¡No permita el cielo, amados mios, que nuestro pueblo caiga bajo el peso de esa universal reprobacion l... Este cargo, católicos, que de consuno se nos en– seña por el Criador, por las criaturas, y por nuestro espíritu, y basta pudiera decirse por nuestra organi– zacion, quiso Dios consignarle, no en una ni en dos, sino en mN páginas de su Testamento. Registrad Ja Biblia; ese libro inspirado por el Eterno para lnm– JJrern de la humanidad y estudio de todos los siglos; ese lib1·0, que encierra lo pasado y lo presente, como nuestro porvenir; consultad, repito, la Biblia; y '1ereis desde l\1oisés á Snn Juan, desde el Génesis has– ta el Apocalipsi; notareis por do quiera el especial cuidado que Dios tuvo de manifestar al hombre Ja obligacion de ser agradecido. En las palabrns que he puesto al frente de esle discurso teneis una de las pruebas innumerables en favor de lo que acabais de oír. Se habian multiplica– do los prodigios para favo recer Ja libertad de los hebreos en el Egipto. Se nmonlonaban las maravi– llas: agolpábanse los milagros; y se sucedían sin in– terrupcion , para que el pueblo escogido se librase del ominoso yugo, y del oprobio en qoc gemia bajo el tiránico poder de los Faraones. Reciben , por fin, los hijos de los Patriarcas el suspirado beneficio de la emancipacion. Dejan de ser un rebalio de esclavos, para formar la nacion privilegiada, que pueda regir– se por divinas leyes; que tenga sus Prmcipes y sus Sacerdotes; y que logre despues edificat· un templo para ofrecer á su Dios sacrificios y holocaustos, rin– diéndole las adoracioDes que se deben á la l\lagestad Suprema. Y el Sefior les manda que recuerden, sin

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