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O Alma cristiana ya ves que á tu Padre soberano en vez de darle la mano lo llevan entre los piés. Mortal llaga oprime el hom- la cabeza sangre vierte; (bro; ¿no hay quien al golpe despier- díle pues tú con asombro. (te? ORACIÓN Vos, mi Jesús, tan amargo, con tres golpes repetidos, y están quietos mis sentidos! Ya no es sueño, esto es letargo. Dulce Jesús de mi vida, mi ingratitud lloro y siento, confieso que desatento fuí causa de tu caida.

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