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nuestra santa fé: y sob muchos tambien los a plares que en su confirmacion la historia sagra- da nos refiere. Baste por todos el de Amasias Rey de Judá: este presentándose en campaña con un erecido y numeroso excrcito, oyó de un pro- fetal sarito , =si te persuades que las guerras con- sisten en le fuerza del exército, hará Dios que tu seas vencido por tus enemigos, pues de sE Magestad solo es el auxiliar O el poner en fu- ga” (18) La misma escritura sagrada nos previene que en estos casos debemos clamar al Señor con eta- ciones, ayunos y penitencias para que se digne prosperarnos y concedernos el poder wencer á los contrarios. Ási lo hizo Josaphat luego que tuva aviso de que los Moabitas. Amonitas é Idumeos, Yenian poderosamente armados contra él: (19) Asi lo executaron los israelitas por érden y dis- posicion del samo pontífice Eliaquín como se Fe- fiere en la historia de Judith: (20) y asi lo prac- ticaron en los tiempos de los Macabeos y Con el motivo de las guerras santas que por largos años sostuvieron contra los enemigos del Señor. En es- tos y en otros casos de igual importancia para la república 9 para todo el reyno solian los antiguos disponer se hiciesen públicas penirencias de ayu- ños, cilicios y otras mortificaciones; “sé convo- caban los pueblos en el templo ó en los sitios para esto destinados; y € hacian solemnes rO- Lay (18) Paralip. 25. 8. (19) IL Paralipom. 20% Calmet y Scio aquí. (20) Judith. 6»
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