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24 ' ofrecieron , no. obstante de estar seguros dela yic- toria , porque conocieron que Dios se la daria, si ellos por su parte no omitian estos medios hu- manos que tal vez él mismo les inspiraba : lo con- trario no siendo por. sobrenatural impulso, como lo fué em Gedeon, y en otros, sería tentar á Dios y una muy reprehensible temeridad. La prudencia dicta que así se haga.y aun nuestro Señor. Jesu-. Christo lo da á entender en su. santo Evangelio, - quando dice: que no hay Rey que .no dexe de pensar en reunir las fuerzas que pueda para hacer frente con diez mil hombres al que con veinte mil sabe que viene contra él. (15) Pero lo es asimismo el poner toda nuestra. esperanza. en. Dios y de ninguna manera en nues- tras fuerzas, en. nuestro valor, ó en nuestra. in- dustría. propía, porque es un. principio sentado y de ¡infalible verdad, que el caballo se prepara pa- ra el día de la batalla: mas el Señor es el que da la salud.o.la victoria: (16). para. enseñarnos. quemando se emprende u a guerra no se. han le omitir, los, medios humanos. que dicta la pru- dencia; pero que la esperanza de vencer se ha de poner únicamente en el Señor, de quien solo de- - pende este suceso : lo contrario, es. impío y 3un erróneo , segun el estático Cartuxano;. (17)-y son muy, repetidas en las sagradas letras, las senten= cias en .que se. nos. declara esta infalible verdad, que somos obligados á. creer como un dogma de ho Luc. 14318. E roverb. 21. 31. Calmet, Alápide: y Scio aquí, e vita et regimio, Princip, lib. 3. ak 37. A Ñ . pe 5

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