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26, admitir ni gozar aun por pocas horas las como» didades y el regalo de su casa aunque su Rey David eficazmente se lo persuadia; (25) es muy digno de nuestra consideracion y de que todos le imitemos. ; Justo y debido. es que así se haga y si la hiciéremos, con la verdad, espíritu y recta In- rencion que se debe , qual lo exige la grave- dad del asunto, bien puede V. M. prometerse que será. en todo prosperado por el Señor , y que si nos convertimos á. su divina Magestad de modo que con entera y firme penitencia apla= quemos su justicia, cesarán los ingentes males que: en la. actualidad padecemos” y se suspenderán los: que ciertamente: nos amenazan ;. porque es cosa cierta que sabe Dios revocar. la sentencia del cas- tigo, si nosotros tratamos. seriamente “de enmen- dar nuestros delitos, / segun. la frase del Santo: Jeremias,. se arrepentirá el Señor siempre del mal de la. pena con. que habia amenazado castigarnos,, si nos arrepintiéremos nototros del. mal de la cul- pa con que le, habemos ofendido: (26) mas sién». donos: para esto. absolutamente. necesarios los sobe. ranos auxilios de la divina gracia, porque.si n ello s. nada. somos capaces de hacer. siempre natural y.me- ritorio, es indispensablemente. preciso que nos val- gamos de la oracion. para implorar la infinita mi- sericordia del Señor, tanto. para el efecto de nues- tra enmienda y reforma, quanto para el éxito favorable de. la, presente guerra. er 58 II Reg. 11.4 vers 8. (2 E Jerem. Cap. , 26; Ve 340 z
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