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n , 1 3 + . >| *- 14 . ran referirse, son. unos exemplares que nos con- vencen de esto. casi hasta la evidencia. ¡Nadie duda, que permaneciendo la causa NO puede. cesar su efecto, ni tampoco, que la exís- tencia. de este. es una. señal manifiesta de la exis- tencia de: aquella: por lo que para que el efec- to. cese, es necesario que la causa aese ó que no exista. Junto con. la guerra y Sus grandes in- fortunios, vemos que: nos afligen las enfermeda- des Ó epidemia de nuestro exército, la hambre y la carestia., ¡originada de la esterilidad de los frutos de. la tierra, las. muertes violentas y de- lastradas en un número exórbitante , los robos, los Jatrocinios y las mayores atrocidades en los caminos y aun dentro de los poblados ; y en fin que. apenas hay algun castigo temporal de que en los líbros sagrados-se nos previene ser ocasionados de la culpa: que en la actualidad no padezcamos. ¿Cómo. pues. podrémos . dexar de conocer que la causa está en nosotros , Y que. miéntras esta nO la quitemos, es de : temer. que no se suspenderán aquellos males ? Por esto aun hablando solo de los de la guerra, decia. el venerable Dionisio Cartúxano , escribiendo á los príncipes” Christia- nos , que para..no esperimentarlos . y para tener en ella la prosperidad que se apetece, o pri- mero. en que «debia ponerse la atencion, habia de ser en quitar las ofensas 4 Diós y en apla- car 4 su divina Justicia mediante la enmienda de «nuestros vicios y pecados. De esta suerte pros- _perará” Dios "nuestras armas, Y les concederá que prevalezcan contra el enemigo: mas por el.con- trario retirará de ellas su favor, si con la mala nu.is $ ya;
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