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10 nunca visto desórden ; se hace indispensable el ha- ber de recurrir al Todopoderoso con Oraciones, lágrimasy penitencias para que aplacada la divi- na justicia, que vemos justamente irritada contra nosotros , incline su misericordia á favorecernos en la urgente y no. bastantemente conocida necesidad en que nos hallamos. , Estos dos medios, uno de aplacar la divina justisia ; y otro de implorar su infinita misericor= dia , son tan precisos en la presente guerra, que sin ellos es de temer una ruina irreparable. Ésto es Señor lo que por este memorial intento poner en la alta consideracion de V..M. y para lo que con el mayor rendimiento le suplico se digne pres- tarme su Real atencion y su benéplacito. : o O- um De la necesidad y modo de aplacar la divina jus- ticia para que nos sea propicia en la presente gucr- ra. Sn : A iS e AL ME - Es indubitable, Señor, que nuestros pecados provocan la justicia de Dios contra nosotros, y que ellos son la causa de que justamente irritado nos castigue en esta vida con los gravísimos males que _fregilentemente padecemos. Solo el que no tenga fé dudará de esta verdad; porque son tan termi- nántes los testimonios de la Sagrada Escritura, y e los exemplares que de este nos refiere, que Mo puede ignorarlos entre los católicos el que haya hecho un estudio particular para no saber- los. Por ellos perecieron las ciudades Nefandas, los pueblos de Amaléc y aun el mundo todo-con el » - —mam— y e
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