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» > A | y cion, y estos los finesá quese dirige. Su grave: dad queda con solo esto suficientemente indicada y no ménos su importancia, pues nunca podrá de- xar de serlo todo aquello de que pueden resultar unos bienes tan interesantes. Estos los tiene V, M. en su arbitrio, tanto, que con quererlos eficaz- mente Ó con procurarlos, los verá sin duda algu= na conseguidos. Los unos que son los que perte- necen al honor de la infinita magestad de Dios, como zelar su santa Religion, vengar sus injurias, y escusar quanto pueda que sea por-sus vasallos ofendido: y los otros que corresponden á V. M. con hacer lo que se debe en obsequioy desagra- vio del Señor por que asi le será propicio y le concederá la apetecida proteccion de su diestra so= berana. La horrible situacion en.que se halla la Euro» pa de resultas de la sangrienta guerra que man- tienen todas, O casi todas las Potencias contra la Francia , nos presenta á la idea un espectáculo el mas funesto y doloroso , no solo por la inmensa copia de sangre humana que en ella se derrama, sino principalmente por los horrendos sacrilegios y atentados horrorosos que contra Dios, contra la Sta. Iglesia, contra las legítimas potestades y aun contra la misma racionalidad están executando esas gentes desatinadas y ciegas, Este es un mal de primer órden que clama por su mas pronto re- medio, tanto, que ni admite treguas, ni aun su- fre pequeñas dilaciones. Pero habiendo de venir- nos este principalmente de Dios, porque las fuer- zas humanas, la industria de los hombres, y to- do el poder de la tierra, no son suficientes por sí, y sin el auxilio de lo alto para ocurrir 4tan 2

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