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(VI) quien yo tengo mis delicias, oidle: qUee, un espeftaculo tan ilustre, y maghifaj reconoscamos , y adoremos á Jesus con il noble investidura de Principe glorioso, e consiguiente al mysterio, y 4 todas las cir cunstancias, que lo adornan. Pero en la eb tacion lastimosa: de la” calle de la amargura quando' se” representa: Jesus transfigurado epi un varon de dolores, coronado - de” agudash y penetrantes espinas aquella cabeza 'mas fina) que el oro fino de Arabia, ciegos. con laf lagrimas “aquellos: ojos de candida Palomik destrozadas aquellas espaldas espejo mundi mo de los Santos Angeles, oObramados- lp ombros del divino Atlante , que sustenta | portentosa maquina del Universo: *¡ qué ef una scena, digo, tan trágica, y dolorouk ha de ser Jesus aclamado Principe glorioso ¡quién oyó cosa semejante! ¡quién vió mi tamorfosi tan “asombroso! ¡quién dará cr dito a tan estraña maravilla! quien? el qu ilustrado con las luces de la fé sabe, qu el que puede sacar de las piedras aguas, las espinas flores, de las tinieblas luces; pr drá tambien sacar de las penas glorias, Y las humillaciones exaltaciones, delos aba mientos grandezas. En