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(35 3 Jesú-Christo', “y “si nos - consta y que en' sí “tuvo éunidas: todas las virtudes en suma perfeccion:, mbien sabemos, que manifestó cierta inclinacion particular á una), que puede decirse formaba su caracter. La obediencia y abnegacion propia ¿quien lo duda, que esta fuese su mas ama% 1 inseparable compañera ? Si-aquellos necios infelices hombres, que intentáron cof cabilaciones , sofismas despojar á ¡su' benditísima 'alma de lá muy noble - potencia de*la*voluntad se hubieran ceñido —nABfir de ella en la práctica”, teniendo en su' apoyo «estas sus palabras: ió capite libri scriptum est de me, ut faciam secundum voluntatem ejus:i que placita sunt ei fació semper, (a) rio! hubieran sufrido 'tan' justa proscripcior sus-escritos. «Por decontado es uni verdad , que si Jesu-Christó no siempre ayuno, no siempre predicó , no: siempre' padeció , lo es igual. mente, qúe desde su concepcion hizo-la voluntad de su: Pádre sque- ad mortem. k Sá h Qualquiera que lea con teflexión la vida de Verónica conocerá, que en esta virtud se le ases Miejó quanto es posible á una criatura. Las tuvo todas en módo prodigioso , dice el: Breve ; sin embargo la obediencia “aventajó á las otras: comprobémoslo con ligereza. Si desde” que nació observa «aquel riguroso ayuno, es por queen aquella “tiermacedad se lo (a) Psal. 39. v. 8: E

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