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(29) persuadiese' é hiciese guardar. La lleva á la sole- ad, en que quiere instruirla, y complacido en tysus deseos le pregunta en cierta noche, + ¿quieres ser semejante á mí? Ella responde, pegada con el polvo: ¿quis similis tui, Domine 2. .E£l Divino Maestro le contexta : lo serás si tues íritu observa estos preceptos. Primero: humilla tu corazon, y serás como yo, mitis ef bumilis. Segundo: niégate á tí misma, y tu voluntad será como la mia , su- jeta á-la de mi Padre. La discipula prometi cum- plirlos , los desempeña y logra »por su heroyca »humildad , por su perfecta abnegacion ” señore- arse á- sí misma , es decir, vencerse en todo, sii victrix. ARTÍCULO PRIMERO DE LA SEGUNDA REFLEXION. » Mi corazon no se ha envanecido , mis ojos »no han mirado con elacion á parte alguna, jamas wapetecí sobre mí cosas raras, ni en los favores, mque me ha dispensado el Altísimo , me he dexado warrastrar de la soberbia.” (a) En estos términos hablaba David de su humildad; pero no compre- henderíamos lo sublime que fué en «esta virtud, si no anotásemos algunos de :los dones, que se le ( a) Psalm. 130. v. t-

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