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(19 ) yen el claustro, ¿querreis que se hable de vuestros sistema , teniendo á la máno-ó: tan «de. cerca los de esta religiosa ? ¡Ah ! que las amargas, y crudas saices , las legumbres insípidas y si” aliño , el mohoso y escaso pan, que eran vue cas delicias; si es cierto, que solo servían , Cono se, explica San Ambrosio , mortem arceret., no aueden,ientrar en parangon con las abstinencias:de Verónica.Á su ayuno mejor que al vuestro se ajusta el, dicho del mismo Padre: ultra naturam superfluisset;y exce- dió á las leyes de la. naturaleza , pues sobre todas ellas, como contra las de la física fué, que viviese con tan leve sustento. ¿Quis ergo exequar ciborum parsimoniam?-¿ Moises, Elias , el Bautista ? Paré- ceme que no, por que no es facil encontrar, ni aun en estos, quien la imitase en lo que sigue el-Papa:» Desde su lactacion se acostumbró á. to» amar tales quales gotillas de. la Jeche nutricia en aciertos dias. Y -bien;-3 tanta: abstinencia no: la añlige, no- la trae, diréis , siempre desazonada , siempre hambrienta?-responda por mí el Evangelio. Al fin. de los quarenta dias del ayuno. de Jésu-Christo,-nos dice San Mateo, que el Señor tuvo hambre. ¡Cosa admirable! que una carne uni- da hipostáticamente á la persona del divino Verbo, yque. por. lo.tanto sería comida, alimento que preservaría de la muerte. Que un horabre, cuya divina naturaleza, vista en el «cielo, será el ali- Ca- yunos á «los. que en saciar. su: gula, forman su; .

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