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43 cia cae como un rocio benéfico sobre los pueblos donde resuena su voz. Un movimiento general se apodera de todos los corazones. Cada qual corre donde le arrastra el secreto impulso. Los peca- dores comienzan á sentir el amargo gusto de la uva acerba que habian comido , segun la frase de Jeremias. La conciencia criminal da voces , y las lágrimas , las copiosas lágrimas son los mas claros testimonios de la fuerza de su palabra, y del dolor de los arrepentidos. En estos dias de salud el luxo se destierra , y substituye su lugar el trage de penitencia. Las enemistades se aca= ban, y las reconciliaciones son selladas sin rubor en medio de las Calles y de las Plazas. El usu= rero abandona sus comercios y tratos ilicitos, El poseedor de mala fé corre á confesar su avaricia, y á devolver la hacienda que no es suya. El san- guinario dexa caer de su mano homicida el cu- ehillo y la espada. Las casas de juego se ven desiertas ; y las de la embriaguez abominadas, Los Teatros cerrados, y las mas famosas Ciudades obligandose con solemnes votos de no abrirlos mas. Los Ministros de la reconciliacion son po- cos para oir los que hacen el pacto de amistad con su Dios por medio de una confesion sínce= ra. Los Sacramentos producen sus saludables efectos. Ya el Pan Santo no se reparte al perro, /

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