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29 de la fama y el zelo de este muevo Predicador. Su zelo no le permite ya descanso : no se con- tenta con un sola pueblo , ni con una parte del mundo: presto le lleva á Ceuta para consolar á aquellos miserables que lloraban su destierro; pero á la voz del Padre Cadiz mas lloraban sus pecados. Málaga fue otra de las primeras Ciu- dades que se hallaron iluminadas por este ástro benéfico. Aqui fueron los primeros asombros al oir el Apostol de Andalucia. Aqui las aclama- ciones públicas, y tambien el mas raro exem- plo de humildad en el aclamado. Despues que el espiritu de Dios habia salido de sus labios envuelto en los Sagrados Dogmas para la confu- sion de sus enemigos, los Protestantes que le escuchaban ; despues que aquel sábio. y respe- table Cabildo le dá gracias, Fr. Diego hincado de rodillas , cruzadas las manos, bañado en la- grimas pide «perdon de los desatinos que dice haber hablado. ¡Qué espanto ! ¡Qué expectacu- lo tan. tierno ! ¡Pero qué humildad tan nunca bien ponderada ! A. manera de: aquellas voraces llamas. que todo. lo consumen , asi en pocos años habia cor- rido nuestro Apostol casi todas las Provincias de la Peninsula.-¡ Pero. con que novedad de quan- tos le oian! Unas veces parecia que llevaba en

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