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É (55) tos inflamase la tierra, y la llenase de ado- radores del verdadero Dios en espiritu y verdad. Muy semejantes á las de un Ter- tuliano , que por la claridad , por-la vehe- mencia de su estilo, y por la fuerza de sus razones rompia , hablando en expresion de la Escritura , las. quixadas de los encmigos de Dios y de Jesuchristo(W, y hacía triun- far la Religion en medio de los mas horri- bles convates. Muy semejantes á las de un Cypriano , que tronaba contra la relaxicion del moral y de la disciplina, y que este trueno hacía temblar a todo. Sacerdote dis- traido, á todo Confesor fácil, é tudu!gente, á todo pecador impenitente. Muy semejan- tes á las de un Agustino, que universal por su sabiduria, único por su caridad, y raro por su zelo, con sus palabras, con sus es- eritos derramaba sobre la Iglesia rayos tan brillantes , que todas las luces de los filoso= fos ca su comparación no son sino sombras obscuras. Muy sem:jantes á las: de un Cri- sostomo- por la fluidez de la mas: rica elo- qiiencia, con que al mismo tiempo, que ar- rancaba gemidos, sollozos , y derretiá los co» r2- (a)-Psalm., 31. Y. Yo