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(53) eonsegiiencias sus casiigos, y enuna: pala- bra, los puntos todos de Religion hubie- ran podido ser igualmente objetos de sus ad- mirables discursos ? ¿Cómo , predicando en la Sala de los Concilios de Toledo , hubie= ra podido dar ten exácta noticia de la admi- rable doctrina, allí mismo decretada, sin ha- blar de otra cosa con pasmo y admiracion del mas respetable auditorio? ¿Cómo pre- dicando en Cádiz á los Protestantes y Here- ges les hubiera podido hacer tan amable y apreciable su doctrina Ortodoxá , que unos se convirtieron , y todos quisieron imprimir sus Sermones, para remitir cxemp'ares á sus Paises infestados del error? Pero dexemos ya de fundamentar, mas esta verdad. Fuese sobrenatural la sabidu- ria de nuestro Padre Cádiz. ó fuese adqui- vida, y solo en parte subsidiada dela Di, vina , lo cierto es , que Jasuchristo. mismo lo iluminaba, lo esfurzaba, lo alentaba dul- cemente , para que por todas partes no ce- sára de derramar los brillantes rayos, de su celestial doctrita , de modo ,. que hailandose el Siervo de Dios de vuelta de una larga y penosa Mision , enfermo y laltísimo de fner- Las

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