BCCSEV000XVIII-c-1371-0600000

aiii q OR las demas virtudes tan sublimes, y los efoc- tos de todas ellas tan maravillosos, ¿ no ten: dré yo razón para detir, y aún para ercer baxo “los precisos términos de “mi 'proterta;" que mi amabilísimo Hermano y Venerable Fray Dicgo Joscf de Cádiz, fue un objeto digno de todo aprecio, pasmo y admiracion. sobre la tierra, y por eonsiguiente, que Dios le colmó de tanta gracia, que justamen= te fue admirado como “un prodigio de vir- tudes? Pienso, que asi lo Juzgareis 5 pero renovad vuestra atencion, y le-vercis' tam- bien digno de ser admirado por un prodi- gio de celestial sabiduria. SEGUNDA PARTE. Dios que vela en las necesidades de su Iglesia, en todos los siglos ha suscitado hom: bres luminosos y vehementes, que: la sos« tengan , quando los escandalos, el terfor, y la corrupcion de costumbres han hecho sentir su maligna influencia en ésta Esposa amada de Jesuchristo, contra quien las putra tas del inferno jamás podrán prevalecer Me Mas (a) San Matéo c, 16. Y. 18

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz